viernes, 29 de enero de 2016

No comencemos por el comienzo...

Ignasi Aballí
sin principio / sin final
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
28 de octubre de 2015 - 27 de marzo de 2016


Ignasi Aballí (Barcelona, 1958) estudió pintura en Bellas Artes, actividad que realizó en los primeros años de su carrera, pero de la que confiesa haberse cansado, por lo que empieza a “considerar cómo pintar de forma diferente y desde otros ámbitos.”

La exposición sin principio / sin final es una retrospectiva fragmentaria ya no dedicada a las obras claves del autor, sino a sus preocupaciones y obsesiones. Es sintomático en este sentido que las piezas recogidas en esta selección -casi todas de los últimos 10 años de su carrera- refieran a otras que no se exponen hoy en el museo. Aballí comenta que así como fueron estas las obras elegidas, también podrían haber sido otras. El título de la exposición hace alusión a la estructura del recorrido, pero también denota el discurso narrativo y cómo éste se vincula con los procesos de producción del artista. El fluir del itinerario está enfatizado por tres piezas: Diez blancos, que determina la variedad de color blanco de cada sala; Rótulos, que consiste en fotografías de carteles de otros museos y que el autor define como instalación expandida y los Dípticos con palabras contrapuestas. Con esta disposición el comisario João Fernandes, quien prefirió concebir la exposición como otra obra del autor, consigue dejar de lado los textos de sala y crear la ilusión de continuidad.



La muestra más clara de este hastío provocado por la pintura es estar en un constante proceso de creación vinculado con la no intervención. El comisario apunta que Aballí “puede hacer pintura sin pintar”. Polvo acumulado, residuos de tela a modo de lienzo, diapositivas o páginas de libros quemadas por el sol nos acercan a esos procedimientos que, además de conseguir una pintura sin pintura, pierden su aparente azarosidad a través de un constante control por parte del artista. La recolección forma parte de esta metodología, que podemos evidenciar en la recopilación de trozos de papel pintados en papelerías o la composición que en los años 70 realizó con hojas secas. El caso más poético es el de Film projection, la proyección de la luminosidad del cañón de un proyector que demuestra como el alejamiento físico permite reforzar el contenido conceptual de una pieza. Un hacer sin hacer, la mínima intervención y la lejanía cuestionan las propias formas del sistema de producción del arte.


Las listas son el ejemplo que mejor refleja una de las características fundamentales de la obra de Aballí: la colección, catalogación y el tiempo dilatado en la realización de sus series. El desorden de la información reordenada es, para él, un acto para comprender en un acto que va “de lo poético a lo político.” Uno de los referentes fundamentales de Aballí será el escritor francés George Perec, de quien retoma la idea de lo infra-ordinaire, que podría traducirse como murmullo. También de Perec aprende a utilizar la prensa como una excusa para poner el acento en la cotidianidad y la distancia que mantenemos con lo que nos es ajeno. Asombra no sólo la magnitud de las listas, sino el espacio de tiempo que ocupan. Esto se refleja en muchas de las vitrinas que aún tienen el carácter de work in progess, de trabajo aún en desarrollo.

Fotografías de un mismo paisaje atravesado por la niebla, vitrinas llenas de color que subrayan su transparencia al estar vacías y la reproducción a gran escala de los interlineados de textos están en particular consonancia con la desaparición, la transparencia, la invisibilidad y la ilegibilidad, pero sobre todo con la presencia y la ausencia, lo que se dice y lo que se intuye. En el caso de Clasificados expone de nuevo listas mientras reflexiona sobre las diferentes maneras de designar a lo que puede parecer una misma cosa. De la misma manera sucede con aquellas palabras que penden de la ventana y que hacen alusión a lo que podría estar reflejado o los medidores de elementos invisibles, piezas que nos obligan a completarlas y que plantean preguntas sobre los sistemas de representación, recepción y percepción.



Sin principio / sin final más que una exposición que se expande y quiebra el discurso museográfico tradicional por momentos parece encerrarnos en un loop, en un flujo controlado que nos lleva siempre por las mismas ideas, que no revela ni sorprende, sino que, como el coleccionista, acumula.



1 comentario:

  1. Tu crítica me parece especialmente interesante, en cuanto al recorrido que has citado. El propio Aballí menciona el hecho de no coleccionar es cierto, sino de acumulación. Una serie de intenciones y obsesiones que alguna manera, vá acumulando. Aunque, ¿en qué punto estamos aquí hablando de algo artístico?


    Gracias,

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