La isla de Boneless, Galería Max Estrella
Inside Colour, Galería la Caja Negra
12 de Noviembre de 2015- 16 de Enero de 2016
“Un cuadro es un
mapa que se transcribe a sí mismo y transcribe a la perfección lo
sucedido en ese lugar”. Así define Nico Munuera (Lorca, 1974) su
inconfundible estilo. Un estilo que viene desarrollando durante
varios años y que centra sus esfuerzos en reorganizar continuamente
sus ideas en torno a la pintura y sus contextos.
Las muestras
Inside Colour, en la galería la Caja Negra y La Isla de
Boneless en Max Estrella, son una brillante reflexión en torno
al color y el tiempo. Las formas telúricas y sinuosas de la pintura
de Munuera nos retrotraen a un estado primitivo de la pintura, donde
la abstracción y el proceso no terminan de distinguirse generando
figuras que se diluyen entre el paisaje y el pensamiento.
Las
obras expuestas en los dos espacios madrileños poseen como elemento
común un interés muy marcado en poner a trabajar los soportes y
materiales pictóricos al servicio de las ideas de fluidez y
pincelada única. Munuera trata el color como un medio autónomo,
capaz de suscitar reflexiones profundas con certeza y facilidad sin
perder un claro espíritu formalista y de búsqueda de la belleza.
Las atractivas propuestas despliegan la percepción, y son capaces de
responder al mismo tiempo las cuestiones que se plantean en el
terreno de lo formal y conceptual. Frente al trabajo de Munuera, es
tan importante la forma como el fondo.
Existe
un componente escatológico en la pintura, muchos de los rasgos
propios de lo artístico subyacen detrás de los eternos métodos del
pintor. Las formas destapadas y las representaciones que se presentan
en las muestras, son el testimonio visual de los procesos internos y
externos del artista. Las técnicas japonesas del Rinpa y el
Tarashikomi, consistentes en dotar de espíritu a la propia pintura,
dejándola fluir según su naturaleza, controlando sus impulsos,
producen unos resultados que desafían la naturaleza de la
abstracción, pues no dejan claro si es el paisaje quien precede a la
pintura o al revés. Estos campos de color, en relación con los
materiales que hacen de soporte de las pinturas -el papel y el lino-
sostienen el peso de una reflexión artística muy compleja y
trabajada, característica en la obra de Munuera, que entiende la
pintura como un estado de acción, cuyo principal objetivo es
desafiar los límites de la representación pictórica.
Precisamente
la relación de los resultados artísticos con sus soportes son la
principal diferencia entre las dos muestras complementarias, que han
tenido lugar a la vez y en la misma ciudad. Mientras en la galería
Max Estrella encontramos pintura sobre lino, en la Caja Negra se
exponen los trabajos sobre papel de alto gramaje. El trabajo de
Munuera responde de manera distinta a los dos materiales. Los linos
de gran formato se muestran exuberantes y abrumadores, y su belleza y
potencia se multiplican gracias al brillante uso del color, y
apreciamos en ellos lo matérico de las manchas de pintura que
parecen generarse ante nuestros propios ojos. Por otro lado, el
trabajo sobre el papel, de menor tamaño y espectacularidad, nos
hacen más partícipes del proceso, nos permiten observar de cerca su
naturaleza frágil.
La
mirada científica y ávida, los procesos que fluctúan entre lo
pautado y lo arbitrario y sobre todo la arrebatadora belleza de la
obra, contribuyen a crear un espacio expositivo onírico y
fascinante, que hace que el tiempo fluya despreocupado y sin
márgenes, igual que la pintura de Munuera.
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