Un encuentro a destiempo.
Robert Doisneau / Laure Albin Guillot
Comisarios: Irene
Antón y Julián Rodríguez
Galería Casa sin fin. C/
Doctor Fourquet, 11. Madrid
Del 14 de noviembre de 2015 al 9 de enero de 2016.
Laure Albin Guillot
(París, 1879 - Nogent-sur-Marne, 1962) fue una pionera en el ámbito de la
fotografía, de las primeras -si no la primera- mujer que realiza una exposición
de fotografía, y lo hace en el XX Salon International de Photographie de París
en 1925. Aunque su formación inicial fue en música y dibujo, a través de su
marido, un conocido investigar científico, se introduce en el mundo de la fotografía
captando diferentes especímenes vistos a través del microscopio y que darían
lugar a su serie Microfotografía
decorativa. En la década de los treinta comienza a publicar en importantes
revistas de fotografía de la época y abarca también la fotografía publicitaria
y la fotografía de moda, colaborando habitualmente con la revista Vogue. Laure Albin Guillot, llegó a ser
directora de los Archivos Fotográficos de Arte e Historia del futuro Ministerio
de Cultura y fundadora, y directora en 1933 del precedente de la Cinémathèque Française,
la entonces Cinémathèque Nationale. Fueron muchas las mujeres que en el período
de entreguerras se iniciaron en la fotografía, una disciplina que les abría
innumerables puertas. A lo largo de su trayectoria practicó numerosos géneros:
retrato, desnudo –fue pionera en retratar hombres desnudos-, paisaje, naturalezas
muertas y también fotografía documental aunque en menor medida. También su
técnica se ha definido como impecable, realizando impresión al carbón Pierre Fresson.
En cuanto a su estilo, desarrolla una fotografía comparada con la de los
pictorialistas, comparación que no rechazaba. Una obra clasicista de estilo francés, que si bien no seguía
las vanguardias, sí captaba en algunas de sus series cierta esencia de la
modernidad.
Robert Doisneau (Gentilly, 1912 – París, 1994) se forma litógrafo y
tipógrafo y pronto se inicia en la fotografía de forma autodidacta leyendo las
cajas de emulsión para revelar. Tras un breve paso por el Atelier Ullman
comienza a trabajar con André Vigneau, quién le introduce en el mundo de la
fotografía como arte. A través de él conoce la Nueva Objetividad y la obra de Man Ray, Brassäi
o André Kertész. En el año 1932 L’Excelsior
publica su primera fotografía. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial Doisneau
colabora con la Resistencia Francesa realizando fotografías científicas por
encargo, sin dejar de retratar la ocupación y la liberación de París. Terminada
la guerra es contratado por la agencia ADEP, donde trabaja con Robert Capa o
Cartier Bresson reflejando la alegría y jovialidad de París tras la desgracia
de la guerra, y en 1946 se integra en la
agencia de fotografía Rapho donde colaborará ya el resto de su vida. Sus
fotografías se publican en importantes revistas como Life, Paris Match y
colabora habitualmente con Vogue. Todo
su trabajo al margen de los encargos se centra en la vida pública y la vida marginal, situando a sus personajes en
el ámbito cotidiano.
Se presenta
así, en esta exposición, a dos artistas dispares que desarrollan su trabajo en
dos épocas diferentes –fin de la Primera Guerra Mundial, la primera; fin de la
Segunda Guerra Mundial, el segundo- y en dos líneas muy diferentes. Dos
artistas que durante unos minutos coincidieron en el estudio de Laure Albin Guillot, siendo él
aún un joven fotógrafo y ella una profesional de la fotografía ya consagrada.
Como mejor
se define este encuentro es como desencuentro. Michäel Houlette (director de la
Maison Doisneau) apunta que, después de la Segunda Guerra Mundial, los jóvenes de la generación de Robert
Doisneau estaban ansiosos por trazar una línea que les separase de décadas de
omnipotencia burguesa. Consideraban que la obra de artistas como Laure Albin
Guillot se anclaba en el pasado y miraba hacia una pintura clásica, impostada y
elitista de escenas sofisticadas y burguesas. Por el contrario, consideraban
que ellos -esa generación de jóvenes fotógrafos-, hacían una fotografía humanista,
de carácter social, retrato de la verdad de la vida cotidiana y de sus
habitantes, de los barrios de París, de bares y cabarets y de sus márgenes. Y
en cierta manera esto se entiende en la descripción que Doisneau hace de aquel
encuentro.
Casa sin fin,
en la primera sala, ilustra la trayectoria de Laure Albin Guillot con seis fotografías
de la serie Au Louvre la nuit y una
secuencia de cinco fotografías de un desfile de moda, confrontadas a las
fotografías de Robert Doisneau de calles, mercados y bares de París y los
personajes que lo habitan. En el interior otra pequeña fotografía que si bien parecería
propia de Doisneau, es obra de Laure Albin Guillot. Los convencionalismos comentados
se comienzan a cuestionar y es que, contrariamente a lo que pudiera parecer, Laure
Albin Guillot busca en su obra una “verdad fotográfica”, la verdad cierta que
transmita el objeto de la fotografía; por el contrario, Robert Doisneaus
reconoció haber mentido y haber colocado
a sus personajes en poses estudiadas, afirmaba “mi foto es el mundo tal y como
deseo que sea”; y tal y como deseaba, lo escenificaba. ¿Dónde hay ahora más
verdad? ¿Dónde se ubica la impostura?
En la galería Casa sin fin, se reproduce un encuentro entre ambos
artistas que en aquella ocasión duró unos minutos y que ahora se presenta con
una duración de días, meses. Si de
aquella ocasión solo tenemos testimonio de Robert Doisneau, ahora en casa sin
fin se provoca al espectador para dar voz también a Laure Albin Guillot en una
suerte de justicia poética.
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Vista de la exposición Un encuentro a destiempo, galería Casa sin fin. |
su marido, un conocido investigar científic
ResponderEliminarse forma litógrafo y tipógrafo
ResponderEliminarBonita reseña, a pesar de las erratas.
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