Inéditos 2015 "Aquí hay dragones"
La Casa Encendida
20 de Noviembre de 2015 hasta 10 de enero de 2016
La Casa Encendida acoge hasta el 10 de enero de 2016 la convocatoria que, desde el año 2002, la fundación Montemadrid ofrece a jóvenes comisarios para la realización de proyectos expositivos no mostrados con anterioridad, de ahí el nombre de la convocatoria, Inéditos (2015).
Uno de los tres proyectos ganadores de dicha convocatoria ha sido el planteado por la joven comisaria residente en Madrid Neme Arranz, bajo el titulo de “Aquí hay dragones”, nombre que recibe la muestra de carácter colectivo, la cual actualiza la leyenda que localizaba en los mapas medievales territorios inexplorados o peligrosos.
Las obras que componen la muestra están relacionadas con la actividad de explorar y el descubrir nuevos espacios, tratando de examinar el proceso y la potencialidad transformadora del viaje, sea real o simulado, interrogándose la posibilidad de perderse en un planeta con límites supuestamente controlados.
La idea principal de la exposición surge con la desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines el 8 de marzo de 2014 y el impacto y desconcierto que produce este suceso en la sociedad y concretamente en la comisaria.
En una era en la que todo esta controlado por satélite y la ultra-vigilancia panóptica, el hecho de que algo tan grande y con tanta gente en su interior, simplemente desaparezca y no se vuelva a saber nada de el es algo, cuanto menos, inquietante. Es aquí donde Arranz nos plantea que quizás los dragones de los mapas anteriormente mencionados quizás aún habiten.
La muestra se divide en tres ejes temáticos. El primero aborda el retorno a paisajes y escenarios coloniales desde una postura crítica, en la cual la primera pieza protagonista, titulada “Los embajadores”, la encontramos limitada o contenida por un habitáculo con forma de cubo negro en el centro de la sala, en el cual es proyectado un simulacro escenográfico, obra de la artista madrileña Teresa Solar Abboud, de fragmentos de escenarios pertenecientes a la película Lawrence de Arabia. Una primera pieza que deja mucho que desear, principalmente por la falta de interés que desprenden las imágenes y su relación un tanto forzada e ingenua con el propósito genuino de tal discurso curatorial, el cual he de decir que no aporta novedad ni interés, mas allá del pensamiento inquietante que nos pueda producir el extraño hecho de la desaparición de tal vuelo.
En esta obra de Solar Abboud es fácil apreciar que nuestra credibilidad no se siente sometida, mucho menos si somos conocedores de una mínima cultura cinematográfica y sus calidades. No obstante, es interesante la relación metafórica que se puede llegar a entender mediante el cubículo negro, como ese triángulo de las bermudas en el que el espectador desaparece en medio de la sala para adentrarse en el juego que nos plantea la comisaria.
La Casa Encendida
20 de Noviembre de 2015 hasta 10 de enero de 2016
La Casa Encendida acoge hasta el 10 de enero de 2016 la convocatoria que, desde el año 2002, la fundación Montemadrid ofrece a jóvenes comisarios para la realización de proyectos expositivos no mostrados con anterioridad, de ahí el nombre de la convocatoria, Inéditos (2015).
Uno de los tres proyectos ganadores de dicha convocatoria ha sido el planteado por la joven comisaria residente en Madrid Neme Arranz, bajo el titulo de “Aquí hay dragones”, nombre que recibe la muestra de carácter colectivo, la cual actualiza la leyenda que localizaba en los mapas medievales territorios inexplorados o peligrosos.
Las obras que componen la muestra están relacionadas con la actividad de explorar y el descubrir nuevos espacios, tratando de examinar el proceso y la potencialidad transformadora del viaje, sea real o simulado, interrogándose la posibilidad de perderse en un planeta con límites supuestamente controlados.
La idea principal de la exposición surge con la desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines el 8 de marzo de 2014 y el impacto y desconcierto que produce este suceso en la sociedad y concretamente en la comisaria.
En una era en la que todo esta controlado por satélite y la ultra-vigilancia panóptica, el hecho de que algo tan grande y con tanta gente en su interior, simplemente desaparezca y no se vuelva a saber nada de el es algo, cuanto menos, inquietante. Es aquí donde Arranz nos plantea que quizás los dragones de los mapas anteriormente mencionados quizás aún habiten.
La muestra se divide en tres ejes temáticos. El primero aborda el retorno a paisajes y escenarios coloniales desde una postura crítica, en la cual la primera pieza protagonista, titulada “Los embajadores”, la encontramos limitada o contenida por un habitáculo con forma de cubo negro en el centro de la sala, en el cual es proyectado un simulacro escenográfico, obra de la artista madrileña Teresa Solar Abboud, de fragmentos de escenarios pertenecientes a la película Lawrence de Arabia. Una primera pieza que deja mucho que desear, principalmente por la falta de interés que desprenden las imágenes y su relación un tanto forzada e ingenua con el propósito genuino de tal discurso curatorial, el cual he de decir que no aporta novedad ni interés, mas allá del pensamiento inquietante que nos pueda producir el extraño hecho de la desaparición de tal vuelo.
En esta obra de Solar Abboud es fácil apreciar que nuestra credibilidad no se siente sometida, mucho menos si somos conocedores de una mínima cultura cinematográfica y sus calidades. No obstante, es interesante la relación metafórica que se puede llegar a entender mediante el cubículo negro, como ese triángulo de las bermudas en el que el espectador desaparece en medio de la sala para adentrarse en el juego que nos plantea la comisaria.
Dentro de este mismo eje temático, fue presentado como evento único un film
documental titulado “Árboles”, del colectivo Los Hijos, quienes nos planteaban
a través de historias pertenecientes a la tradición oral de Guinea Ecuatorial en
comparación con la cotidianidad de una pareja de Madrid y los problemas que
se plantean, cuestionándonos hasta que punto no somos sujetos
auto-colonizados.
El siguiente bloque analiza el viaje como búsqueda de una identidad ya sea individual o colectiva, aquí encontramos la obra mas interesante que participa en esta muestra, la realizada por Fermín Jiménez Landa bajo el título de “El nadador”, pieza en la que el autor nos demuestra con medios mínimos, sin embargo, una gran solución provista de pesada carga introspectiva combinada con tonos irónicos y un no tan evidente tributo humorístico, de nuevo con referencias cinematográficas, en esta ocasión inspirado por la película de Frank Perry y Sydney Pollack bajo el mismo título, a su vez basado en el relato de John Cheever.
El artista traza una línea imaginaria desde la casa de sus padres situada al norte de la península y cruza España a nado por numerosas piscinas ajenas, una obra basada en el camino como elemento principal, que puede remitirnos a The Lovers, de Abramovic y Ulay o a la exposición bajo el título On the Road llevada a cabo por Gloria Moure basada en el acto introspectivo de caminar partiendo de la peregrinación de San Francsico de Asís.
Años mas tarde repite la misma acción, esta vez en Guadalajara (México), donde el concepto de propiedad privada y la autoridad de sus dueños le complica la actividad.
Ambos videos están conectados en la sala por una fila de piscinas en miniatura, que nos remiten a espejismos.
Sin duda, una obra que debido a su aparente simpleza y potente carga política,
el reflejo de la sociedad en distintos escalones sociales y económicos de
manera directa y sencilla, casi dada por el azar, nos refleja de forma inmediata
una realidad presente en nuestra cotidianidad de la manera más fiel.
Poco hay que decir en cambio, sobre la obra propuesta por el colectivo De Diego/ Larred, titulada Ich bin eine Ruine (Soy una ruina), los cuales llevan a cabo un ejercicio similar al de Jiménez Landa, trazando una suerte de destinos en busca de ruinas bélicas y documentándolas. El resultado que obtienen es algo bastante pobre visualmente, además de obvio y de escaso interés conceptual, ya que aludir a las perdidas que supone cualquier guerra y aún más sin haber presenciado una, es algo fantasioso y romántico, este último adjetivo muy poco apropiado, además de perjudicial para la figura del artista contemporáneo.
El siguiente bloque analiza el viaje como búsqueda de una identidad ya sea individual o colectiva, aquí encontramos la obra mas interesante que participa en esta muestra, la realizada por Fermín Jiménez Landa bajo el título de “El nadador”, pieza en la que el autor nos demuestra con medios mínimos, sin embargo, una gran solución provista de pesada carga introspectiva combinada con tonos irónicos y un no tan evidente tributo humorístico, de nuevo con referencias cinematográficas, en esta ocasión inspirado por la película de Frank Perry y Sydney Pollack bajo el mismo título, a su vez basado en el relato de John Cheever.
El artista traza una línea imaginaria desde la casa de sus padres situada al norte de la península y cruza España a nado por numerosas piscinas ajenas, una obra basada en el camino como elemento principal, que puede remitirnos a The Lovers, de Abramovic y Ulay o a la exposición bajo el título On the Road llevada a cabo por Gloria Moure basada en el acto introspectivo de caminar partiendo de la peregrinación de San Francsico de Asís.
Años mas tarde repite la misma acción, esta vez en Guadalajara (México), donde el concepto de propiedad privada y la autoridad de sus dueños le complica la actividad.
Ambos videos están conectados en la sala por una fila de piscinas en miniatura, que nos remiten a espejismos.
Poco hay que decir en cambio, sobre la obra propuesta por el colectivo De Diego/ Larred, titulada Ich bin eine Ruine (Soy una ruina), los cuales llevan a cabo un ejercicio similar al de Jiménez Landa, trazando una suerte de destinos en busca de ruinas bélicas y documentándolas. El resultado que obtienen es algo bastante pobre visualmente, además de obvio y de escaso interés conceptual, ya que aludir a las perdidas que supone cualquier guerra y aún más sin haber presenciado una, es algo fantasioso y romántico, este último adjetivo muy poco apropiado, además de perjudicial para la figura del artista contemporáneo.
Ligeramente potente y con ganas de más, es la sensación que deja la obra
planteada por Javier Cruz bajo el título de “Documentación en sala”. Aquí se
nos presentan una serie de situaciones cotidianas dentro del entorno
inmediato, mediante las cuales el autor nos plantea si es necesario ver las
cosas para que sucedan, sus acciones actúan como placebo de la experiencia,
provocando que nuestro ser se torne hacia lo primitivo, en cierto modo.
Mostrando un primitivismo desconfiante pero completamente sobrio y elegante
en formas, a pesar de la ligereza del objeto material.
El fotógrafo catalán Aleix Plademunt nos muestra Almost There, un proyecto en el que se dedica a viajar sin un destino final y donde podemos apreciar la intención de captar escenas cotidianas y enfrentarlas con lo sublime de otras, aunque el estilo fotográfico y lo que llama la atención de Plademunt es algo fundamentalmente basado en un ojo educado por la cultura de la moda y la tendencia fotográfica del momento mas que en una línea estilística personal. Sin embargo, la calidad como fotógrafo documentalista, de manera un tanto inconsciente, es una característica exquisita.
El blanco y negro en sus imágenes aportan un aire de experiencia frente a los temas que aborda de manera profunda dotándolo de gran credibilidad.
El tercer y último eje se refiere a el viaje al otro, la comunicación, en donde
Regina de Miguel crea una idea frente a su obra, quizás demasiado difícil de
afrontar, además de fallar aquí el comisariado en la representación formal de
las piezas que componen la obra de de Miguel.
Aún así la pieza denota un gran interés y una idea nada común y bastante compleja de alcanzar. La artista reflexiona sobre la comunicación y la posibilidad de superar distancias mucho más pequeñas que las interestelares.
Es cuando se conecta la obra de Regina de Miguel con la de Plademunt, mediante un telescopio, cuando ambas cobran mayor sentido, aunque distinto, De Miguel trata con un espacio mil veces intervenido por telescopios para descifrar el significado de las estrellas, mientras que Plademunt lo que quiere es acercarse a su pasado, definir su identidad, de alguna manera. En definitiva, conocer al otro y conocerse a uno mismo a través de una lente. Una búsqueda que no parece tener final.
Por último David Horvitz, quien actualmente reside en Brooklyn, nos presenta su obra Public access, en la cual recorre la costa oeste de Estados Unidos fotografiando las playas carentes de descripción en Wikipedia y de difícil acceso para la mayoría. Con la única finalidad de aportar descripciones detalladas en la web, acompañadas de una fotografía que mostrara dicha playa y a el mismo en la propia imagen, acto que causó gran controversia entre los administradores de tal plataforma, eliminando sus fotografías de las descripciones o borrando su participación en las imágenes.
Estas fotografías que funcionan a modo de postales, en las que el aparecía
como un personaje simple, incluso romántico, aquí tal postura es acogida de
manera correcta, al contrario que el colectivo De Diego/ Larred, provocando una revuelta de carácter administrativo que pone en entredicho la libertad y la
acción cultural dentro de plataformas destinadas a la oferta de cultura general,
tan criticada y poco fiable como es Wikipedia.
El fotógrafo catalán Aleix Plademunt nos muestra Almost There, un proyecto en el que se dedica a viajar sin un destino final y donde podemos apreciar la intención de captar escenas cotidianas y enfrentarlas con lo sublime de otras, aunque el estilo fotográfico y lo que llama la atención de Plademunt es algo fundamentalmente basado en un ojo educado por la cultura de la moda y la tendencia fotográfica del momento mas que en una línea estilística personal. Sin embargo, la calidad como fotógrafo documentalista, de manera un tanto inconsciente, es una característica exquisita.
El blanco y negro en sus imágenes aportan un aire de experiencia frente a los temas que aborda de manera profunda dotándolo de gran credibilidad.
Aún así la pieza denota un gran interés y una idea nada común y bastante compleja de alcanzar. La artista reflexiona sobre la comunicación y la posibilidad de superar distancias mucho más pequeñas que las interestelares.
Es cuando se conecta la obra de Regina de Miguel con la de Plademunt, mediante un telescopio, cuando ambas cobran mayor sentido, aunque distinto, De Miguel trata con un espacio mil veces intervenido por telescopios para descifrar el significado de las estrellas, mientras que Plademunt lo que quiere es acercarse a su pasado, definir su identidad, de alguna manera. En definitiva, conocer al otro y conocerse a uno mismo a través de una lente. Una búsqueda que no parece tener final.
Por último David Horvitz, quien actualmente reside en Brooklyn, nos presenta su obra Public access, en la cual recorre la costa oeste de Estados Unidos fotografiando las playas carentes de descripción en Wikipedia y de difícil acceso para la mayoría. Con la única finalidad de aportar descripciones detalladas en la web, acompañadas de una fotografía que mostrara dicha playa y a el mismo en la propia imagen, acto que causó gran controversia entre los administradores de tal plataforma, eliminando sus fotografías de las descripciones o borrando su participación en las imágenes.
Para concluir, creo necesario comentar que el espacio en el que ha sido llevado a cabo la muestra no es el ideal, por lo que solo bajo este motivo la propuesta llevada a cabo por Neme Arranz peca de la propia inexperiencia, que de alguna forma es requerida por la convocatoria, aunque no es excusa para haber seleccionado si no una idea distinta, si otro tipo de obras en ciertos casos que dialogaran entre si con mayor armonía, tanto estilística como cualitativamente.
El comisariado de la exposición se debate entre la seriedad y el nivel adecuado respecto a ciertas piezas que conforman la muestra, y un aire que expresa falta de soluciones y linealidad entre otras, aspectos que propician a la confusión y dificultan una correcta lectura de la exposición en general. Es precisamente la disparidad de calidades e intereses conceptuales y visuales, pobremente definidos por algunos de los artistas, lo que crean un sentimiento de indiferencia total, en un orden estructural expositivo ahogado en un canon de lo más rancio.
Daniel Rietti Perdomo
¿Canon expositivo rancio?
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