miércoles, 20 de enero de 2016

Cuando la memoria no permite el paso del tiempo


Nuestra memoria es un gran almacén de recuerdos sobre el que tejemos nuestra cotidianidad. Posee la capacidad de retrotraernos a diferentes épocas, y de subrayar la fragilidad de tiempos pasados que se mantienen presentes. Esta es la idea que recoge Ana Vidigal en su exposición Época: el intento de evocar en la bidimensionalidad de la pintura los recuerdos de su infancia.

La artista lisboeta nos acerca en esta exposición, compuesta por dos series de obras sobre papel y cuatro pinturas, al sótano de su memoria, y al de la casa familiar; lugar en el que su abuela guardaba con celo las revistas leídas, las labores realizadas o los cuentos archivados que redimensionados aluden a la importancia del paso del tiempo sobre nosotros. En suma, se trata de futilidades que como se observa en la serie Trinta Anos de Mim Mesma (Treinta años de mi misma) crean un discurso diferente, una historia sugerente también para el espectador que descubre en esas portadas intervenidas, de la revista Reader’s Digest, la adolescencia. Se trata de una reorganización personal del tiempo que al menos deja en manos del espectador la evocación de la memoria. Estas relaciones se repiten en la otra serie de la muestra Pequenos Sinais de Fumos (Pequeñas señales de humo) en la que la subjetividad y la evocación de la artista se diluye en el juego irónico del desmantelamiento de los libros infantiles. Unos libros reorganizados formalmente que vienen acompañados por palabras generalmente sacadas de libros de poesía, ficción o romances que son sugerentes para la autora.

A estas dos series collages se les unen cuatro pinturas en las que no existe una identificación tan patente con la memoria de la artista, aunque los materiales y las historias sean adyacentes. La sobreexposición de papeles, recogidos de ese sótano-memoria, sobre el lienzo con motivos recurrentes, femeninos y geométricos, que provienen de una cultura de masas ya pasada, nos invitan a reflexionar sobre el acto de amnesia que revierte la memoria, pero la memoria de Ana Vidigal. El ensamblaje de piezas, letras, imágenes y fotografías busca lograr una composición pictórica en la que sí se aprecia el equilibrio que se desprende de la pasión por el diseño de la artista, pero que falla a la hora de crear sinergias con un espectador que debe de ahondar en la subjetividad de la portuguesa para redescubrir su propia memoria.

Queda claro, por lo tanto, el cariño que la artista tiene en torno a la memoria, en torno a su memoria. De hecho, la técnica utilizada es siempre la recolección de objetos para crear collages a los que les aplica una tinta acrílica que le permite dibujar de manera superpuesta. La simple técnica pictórica en este caso nos recuerda a una labor de atelier en la que la artista se siente cómoda trabajando con objetos reconocidos por ella. Quizá sea esa la razón por la cual nos resulte difícil adentrarnos en la profundidad de la obra en la que debemos de sobrepasar la subjetividad de la artista para reivindicar lo que ella misma nos ofrece: la memoria. En este caso no se trata de una memoria colectiva, ni histórica, sino una memoria de historias, de la historia íntima de los papeles archivados en un sótano ajeno. Nuestra labor debe ser doble en cuanto que debemos de encontrar en el espacio de la galería la profundidad de la obra de Ana Vidigal.

Es por eso que muchas veces la propia memoria, nuestra propia memoria, se nos muestra como un obstáculo ante el paso del tiempo. La reorganización de los recuerdos sirve para construir discursos nuevos, pero también para caer en la tentativa idea de la evocación estética de un tiempo pasado. Ana Vidigal se nos muestra como antropóloga y arquitecta de su propio pasado, de su propio ser; y nos invita a ser arqueólogos de una historia que muchas veces no nos es lícito observar.
Ana Vidigal.- Angolar. 2014. Técnica Mixta sobre tela. 130 x 195 cm
Artista: Ana Vidigal

Exposición: Época

Lugar: Galería Espacio Mínimo; c/ Doctor Fourquet, 17, Madrid

Fechas: Del 14 de noviembre de 2015 al 16 de enero de 2016



Íñigo Gómez Eguíluz

1 comentario:

  1. Todas tus críticas, Íñigo, tienen la misma característica. Son muy descriptivas. Se echa de menos el mordiente crítico.

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