Rumia - Antonio Montalvo
Galería Espacio Mínimo
del 21 de Mayo al 22 de Julio
Hay situaciones,
espacios y objetos que que según se articulen, y desde su absoluta
cotidianidad, conducen a la extrañeza. Antonio Montalvo (Granada,
1982) tiene la suficiente habilidad para crear sensaciones, si no
opuestas, en cierta medida contradictorias; desasosiego a la par que
curiosidad, extrañeza en lo cotidiano o naturalezas muertas con
objetos vivos.
La muestra Rumia
que se podrá disfrutar en la
galería Espacio mínimo hasta el 22 de Julio se compone de una serie
de trabajos realizados durante los últimos cuatro años. La
trayectoria de Antonio Montalvo le
ha llevado a exponer en
ferias internacionales y una consideración importante dentro del
contexto español donde ha ganado numerosos premios:
Injuve para la Creación Jóven 2007, Circulo de Bellas Artes de
Madrid o
Generación
2008 además
de tener obra en colecciones como o la del Centro de Arte
Contemporáneo
de Málaga (CAC), la Fundación Rodríguez Acosta, Fundación
CajaSur, Fundación Coca Cola y
la
Colección Caja Madrid.
En la obra de montalvo el espacio es importante. Espacios
surrealistas que esconden un relato muy sofisticado y naturalezas
muertas donde no sabríamos distinguir lo que está vivo de lo que
no.
En
las piezas de esta muestra podemos
encontrar situaciones que bien podrían definirse como casi
ensoñaciones, composiciones de muy pocos elementos que a pesar de
contener elementos vivos, estos
son tratados con la misma
consideración que
objetos. Casi podría
servirnos mejor el termino anglosajón still life
para referirnos a estas composiciones en las que la vida se detiene,
o se mantiene. La
imagen de una ensoñación prolongada en
el tiempo a través de la pintura.
El animal, la almendra, la mujer, la tela o el biombo nos sugieren un
complejo mundo de símbolos y metáforas envueltos en una atmósfera
pesada y oscura.
A
poco que pongamos atención al título de la exposición, la imagen
que tenemos de la muestra no hace sino tornarse más siniestra si
cabe. La rumia nos remite a una doble digestión, a la incapacidad de
procesar algo y nutrirse de la excretado.
Así las referencias a los animales y al alimento puedan
llegar a remitirnos
a la nausea, al asco, en un sentido estético muy sofisticado.
El
rincón y lo escenográfico
como fragmento de realidad
que pretende contar algo
a través de la relación con y
de sus elementos, hace
que a uno le puede venir a la
cabeza las imágenes de Sánchez Cotán y aunque este último tuviera
unas aspiraciones más cercanas al místicismo si que parece que
podría haber cierta
habilidad por quien trabajó y aprendió en Granada a aprender a
relatar desde el objeto. Una
muestra compleja que nos habla de que los recursos de la pintura
clásica pueden
ser hoy un
medio desde el que hablar en la contemporaneidad, que
el realismo es un medio más desde el que construir relatos más allá
de la mera habilidad
técnica y que en este caso es evidente la exquisita capacidad del
autor para trabajar con la
sombra y sus matices. La ligera carga pictórica parece volver
difusas y vaporosas las imágenes y recrean perfectamente esa
atmósfera sin luz que
encuentra quien acaba de
abrir los ojos en en la
semi-oscuridad. O de
cerrarlos.