14 noviembre 2015 – 16 enero 2016
La galería Maisterravalbuena nos trae la segunda exposición en España del artista inglés Dan Shaw-Town. Nacido en 1983, estudió en la prestigiosa universidad de Goldsmiths en Londres, lugar en el que también se han formado ilustres como Lucien Freud, Damien Hirst o Julien Opie. La carrera de Shaw-Town se ha ido cimentando con exposiciones en importantes galerías en Nueva York y Londres y ahora, por segundo vez, trae una muestra de su trabajo a Madrid.
La galería Maisterravalbuena nos trae la segunda exposición en España del artista inglés Dan Shaw-Town. Nacido en 1983, estudió en la prestigiosa universidad de Goldsmiths en Londres, lugar en el que también se han formado ilustres como Lucien Freud, Damien Hirst o Julien Opie. La carrera de Shaw-Town se ha ido cimentando con exposiciones en importantes galerías en Nueva York y Londres y ahora, por segundo vez, trae una muestra de su trabajo a Madrid.
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Vista de la exposición |
El trabajo de Shaw-Town es hermético, tanto formal como conceptualmente. Arbeta no es un exposición amable con el espectador, sin embargo, indagando en sus procesos podemos llegar a conectar con las obras.
La investigación de Shaw-Town se centra en las cualidades físicas de los materiales tales como el aluminio, el papel o el grafito, presentes en esta exposición, y en su transformación manual. En su obra el proceso tendrá tanta importancia como el propio contenido y los objetos e imágenes tanto valor como los propios hechos.
El lenguaje también desempeña un papel fundamental. Él explica que su mujer y su hija hablan entre ellas en sueco, idioma que él no domina, pero que sin embargo es capaz de entender por el contexto y por su modo de hablar.
Estos dos hechos, transformación de los materiales y lenguaje, se funden en Arbeta. No en vano, "arbeta" significa trabajar en sueco.
Todos los objetos que veremos en la sala, aunque en un primer momento nos produzcan extrañeza por la manera en la que están tratados y por el proceso que se ha seguido para modificarlos, contienen algo no tangible, algo familiar que, aunque a primera vista no reconozcamos, nos sirve para poder construir nuestra propia idea sobre el significado de las piezas. Y es que su obra nos habla de la rutina, del ritual y del acto de hacer.
La propuesta expositiva se divide en dos grupos: las obras de pared y la obras de suelo.
En el primer grupo encontramos el tipo de piezas que definirán el trabajo de Shaw-Town, a saber, grandes paneles de aluminio con papel de periódico impreso y con una fuerte carga de pintura que les da un acabado matérico.
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Dan Shaw-Town. Untitled, 2015. Mixta sobre aluminio |
La aparición del papel de periódico, aunque en algunas piezas pase desapercibida, será fundamental para entender la obra del artista. Él alude al llamado “proceso de transferencia”, que consiste en pasar la tinta del periódico a la superficie del cuadro utilizando calor y presión. El calor hacer que la tinta del papel libere xileno provocando que ésta quede impresa en la superficie del aluminio. Cuanto más calor se aplica más se difuminan las imágenes hasta casi desaparecer. Asimismo la utilización de letras sobredimensionadas y aisladas, en dos de las obras de pared, nos indica que cada obra es parte de un todo mayor donde lo importante es la idea potencial de lo que no se puede ver.
Si bien, la utilización de papel de periódico nos sitúa en un lugar y un momento concretos, a través del proceso de transferencia las imágenes, tipos, textos y pintura se disuelven y mezclan unos con otros hasta hacerse ilegibles, hasta situar a las obras en ningún lugar, en ningún momento. La sensación de inmaterialidad que proporciona este proceso, al quasi fundir tinta y aluminio subvierte la idea de imagen-soporte, subvirtiendo del mismo modo la propia idea de representación.
En contraposición a las placas de aluminio, encontramos en un recoveco de la galería, casi pasando desapercibida, otro de los elementos recurrentes de la obra de Shaw-Town: la barra de acero. De nuevo impresa con papel de periódico sobre su superficie, lo más llamativo de esta pieza es la utilización de una lata de refresco pintada completamente con grafito negro situada entre la barra y la pared. Su presencia introduce la imagen al espacio real del espectador y nos comunica directamente con las obras del suelo.
Situada enfrente tenemos la primera de las tres obras de suelo. Sobre un pequeño pedestal de madera descansa una botella, que en realidad es un vaciado de cerámica, cubierta con grafito sobre una superficie papel tratado con resina. A su lado un balón de fútbol al revés en el que cada pentágono y hexágono está numerado.
El papel, como ocurría con las obras de pared, tiene una importancia capital en las piezas de suelo. Esto lo podemos ver en la obra situada en el centro de la galería. Se trata de dos pliegues de papel en el que se han realizado una serie de marcas con grafito hasta que toda la superficie ha quedado completamente cubierta, impidiéndonos ver qué es lo que hay debajo. Tras esto se le aplica una fina capa de cemento, se manipula, amasa y dobla y se expone como una escultura.
Si bien, la utilización de papel de periódico nos sitúa en un lugar y un momento concretos, a través del proceso de transferencia las imágenes, tipos, textos y pintura se disuelven y mezclan unos con otros hasta hacerse ilegibles, hasta situar a las obras en ningún lugar, en ningún momento. La sensación de inmaterialidad que proporciona este proceso, al quasi fundir tinta y aluminio subvierte la idea de imagen-soporte, subvirtiendo del mismo modo la propia idea de representación.
En contraposición a las placas de aluminio, encontramos en un recoveco de la galería, casi pasando desapercibida, otro de los elementos recurrentes de la obra de Shaw-Town: la barra de acero. De nuevo impresa con papel de periódico sobre su superficie, lo más llamativo de esta pieza es la utilización de una lata de refresco pintada completamente con grafito negro situada entre la barra y la pared. Su presencia introduce la imagen al espacio real del espectador y nos comunica directamente con las obras del suelo.
Situada enfrente tenemos la primera de las tres obras de suelo. Sobre un pequeño pedestal de madera descansa una botella, que en realidad es un vaciado de cerámica, cubierta con grafito sobre una superficie papel tratado con resina. A su lado un balón de fútbol al revés en el que cada pentágono y hexágono está numerado.
El papel, como ocurría con las obras de pared, tiene una importancia capital en las piezas de suelo. Esto lo podemos ver en la obra situada en el centro de la galería. Se trata de dos pliegues de papel en el que se han realizado una serie de marcas con grafito hasta que toda la superficie ha quedado completamente cubierta, impidiéndonos ver qué es lo que hay debajo. Tras esto se le aplica una fina capa de cemento, se manipula, amasa y dobla y se expone como una escultura.
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Dan Shaw-Town. Untitled, 2015. Técnica mixta sobre papel y base de madera |
La última obra de suelo, dialoga con la primera, sólo que esta vez nos presenta una barra de jabón pulido con grafito sobre una camiseta. El hecho de encontrarnos con objetos cotidianos que mantienen sus características propias pero que sin embargo han sido desposeídos de su funcionalidad pone al espectador en una posición de incomodidad que le obliga a dar una vuelta a la manera en la que los mira y se relaciona con ellos.
La cotidianidad subvertida y manipulada que Shaw-Town nos propone en Arbeta no es fácil de abordar. Formalmente, las obras presentan una dificultad que sin una serie de claves previas, las convierte en infranqueables, duras y frías como sus propias barras de acero. Conceptualmente plantea cuestiones interesantes que de alguna manera abren el camino hacía una comprensión más profunda de su producción. Arbeta es disfrutable, pero tendremos que tomarnos al pie de la letra el título.
je je.
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