jueves, 31 de diciembre de 2015

Duty-Free Art

Duty- Free Art:
Organización: 
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Comisariado: 
João Fernandes
Artistas:
Hito Steyerl

 La obra de Hito Steyerl que podemos encontrar hasta marzo entre las exposiciones temporales del museo Reina Sofía, ha sido la primera exposición temporal dedicada exclusivamente a video en toda la historia del museo, y está recabando reacciones entusiasmadas por parte del público.
La artista, considerada como una de las más pioneras por su temática y su forma de tratar el vídeo, presenta una colección de trece vídeos en los que trata una serie de temas diversos, todos ellos relacionado con una serie de temas conflictivos del mundo actual; es el caso de la guerra y tráfico de armas, pornografía y censura, la realidad virtual, las instituciones artísticas y la relación de las instituciones artísticas con el espectador así como las formas de protesta social. Todos ellos se articulan en torno a un conflicto central, que une unas obras con otras a modo de hilo de Ariadna: la sobrerrepresentación del mundo contemporáneo, la cual se ha producido con la proliferación de la era de la información y las redes de comunicación de masas, así como la sobreinformación a la que este nos lleva, y los efectos de ofuscación y desorientación que produce.

Ahora bien, ¿cuál es la mejor forma de realizar esta protesta, de llamar la atención sobre estos problemas, de exponerlos ante un espectador? La artista comienza su andadura artística con el formato documental, y algunas de sus primeras obras, November y Lovely Andrea, presentes en esta exposición, son ejemplo de estos primeros trabajos. Sin embargo Steyerl detecta que el género del documental presenta varios problemas: la mirada del espectador se dirige, el discurso del documental trabaja para monitarizar sus sentimientos, transmitir un mensaje que no siempre obedece a los principios de transparencia y objetividad propios del formato documental. Por esta razón la artista trata de advertirnos, quiere que estemos listos para defendernos de esta situación, y quizá el mejor ejemplo de esto sea la obra Strike, con la que abre la exposición, en la que rompe la pantalla acabando con la imagen que esta le presenta y a la vez fragmentándola y generando una imagen caleidoscópica nueva.
Este conflicto explica la forma de Steyerl de hacer documental, su concepto de la incertidumbre documental que vemos en Lovely Andrea, cuando la propia artista se pregunta cuál es el verdadero tema del vídeo que está creando, su finalidad, su objetivo. En ellos, Steyerl se deja llevar por el devenir del vídeo, creando sin dirigirse hacia un resultado concreto.

Tras estos primero trabajos que rompen tímidamente el formato documental, vamos descubriendo a través de las salas hasta otros en lo que la experimentación se convierte en el objetivo fundamental, y en los que una estética inspirada en internet y las redes sociales introduce unos temas de rabiosa actualidad. Una distribución caprichosa de los mismos, sin responder a un orden cronológico, sorprende al espectador y ayuda a mantener su atención.
Aquí la instalación se convierte en la herramienta fundamental para enfrentarse a las distintas obras de Steyerl; frente a las salas oscuras y de banco corrido que, a modo de sala de cine albergan sus documentales, nos encontramos con instalaciones que provocan la extrañeza del espectador a primera vista y que lo sumergen en la atmósfera adecuada para la recepción del vídeo. Resulta interesante como la artista coloca cómodos asientos que invitan a la relajación y la despreocupación, frente a unas pantallas que proyectan problemas y conflictos, luchas y accidentes. Se trata de algo muy evidente en instalaciones como la de Liquidicity INC, en la que el espectador se acomoda en un cojín en el centro de una ola gigantesca que parece a la vez acogerlo y amenazarlo, mientras observa un torrente de conflictos actuales y un mensaje acerca de lo problemático que resulta dejarlos fluir, dejarse arrastrar por la corriente. Lo mismo sucede en la instalación realizada exclusivamente para esta exposición, The Tower, donde el espectador se arrellana en un cómodo sillón giratorio con reposapiés frente a la pantalla que, siguiendo una estética de videojuego, muestran la provechosa aplicación de la realidad virtual en estrategia militar.

De esta forma, pasando de unas obras e instalaciones a otras diametralmente diferentes, saltando en el tiempo y en la trayectoria de Steyerl, el espectador va reconstruyendo paso a paso el discurso de la artista y su crítica por un mundo sobrerrepresentado en el que falta una discusión de la problemática que este acarrea. Sin embargo este discurso no aparece siempre tan accesible al público como sería lo ideal, y tal vez este sea el problema que más se le pueda reprochar a Steyerl. Sus vídeos, muy diferentes entre ellos, transmiten sus mensajes también de forma muy diferente, y el contenido no se nos muestra de forma tan evidente en sus vídeos de conferencias como Duty- free art, o I dreamed a dream,  y sus vídeos más próximos al formato documental como Guards o Adorno´s Grey, como en sus obras más recientes, y experimentales, como Liquidicity INC o In free Fall. Ante obras como estas últimas, el mensaje resulta mucho más huidizo, con un lenguaje hermético y un acercamiento por parte de la artista hacia lo conceptual. Nos da la sensación de que ante aquellas obras en las que Steyerl no se siente comunicativa, el espectador no puede hacer gran cosa a parte de recurrir a información adicional.

No es este un problema insignificante, ya que en ocasiones el lenguaje de lo conceptual presenta muchas dificultades en la relación con el público. Si este lenguaje resulta demasiado hermético, y la obra no ofrece una experiencia estética significativa al espectador, este puede percibir la obra como un simple juego de ingenio, y sentirse decepcionado al no obtener la experiencia buscada en su relación con ella. Tal vez el principal peligro que corre la exposición Duty-free art, sea el de perder parte del contenido de las obras bajo el lenguaje con el que se trata de expresarlo.
  

María Utrilla Julve

domingo, 27 de diciembre de 2015

Constant : Nueva Babilonia


Constant
Nueva Babilonia
21 de octubre 2015 – 29 de febrero 2016
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia
Comisarios: Laura Stamps y Doede Hardeman



La exposición del arquitecto holandés Nieuwenhuys Constant, personalidad importante del movimiento CoBrA y de la International Situacionista, nos adentra en su principal proyecto: Nueva Babilonia, en el que trabajó durante veinte años, concebido como un modelo alternativo de sociedad.
La exposición está dividida en tres partes: los inicios de Constant vinculado al movimiento CoBrA entre 1948 y 1956, el proyecto Nueva Babilonia de 1956 a 1974 y después de 1974.

El proyecto surge a raíz de entrar en contacto con la comunidad gitana en Alba, Italia, en 1956, cuyo carácter alegre y nómada llamó la atención de Constant, como podemos ver en sus primeras pinturas, de carácter festivo. La atracción por la comunidad gitana, junto con las ideas del “urbanismo unitario” -teoría en contra de la sociedad de consumo- que comparte con su compañero Guy Debord de la Internacional Situacionista y la lectura de Homo ludens, hacia una definición del elemento lúdico en la cultura del sociólogo Johan Huizinga son el germen para concebir Nueva Babilonia. Constant plantea un modelo urbanístico de ciudad para alojar a la comunidad gitana, donde el trabajo lo realizasen robots y las personas se dedicarían al ocio y la creatividad, como el Homo ludens.

Nueva Babilonia sería una ciudad del futuro, cuya arquitectura se basa en una red de sectores levantados sobre pilotes, por encima y por debajo funcionarían los medios de transporte. Abajo estarían los procesos productivos y en la parte superior vivirían los habitantes, los neo-babilonios, dedicados al ocio. En Nueva Babilonia no entra el concepto de individualidad ni de artista, todos son artistas y el espacio social es su obra común. 
En ese sentido se opone a la arquitectura racionalista de Le Corbusier, otorgando al urbanismo un carácter dinámico y lúdico.

La exposición está formada por un interesante conjunto de pinturas, dibujos y maquetas que explican la evolución del proyecto. Cabe destacar las maquetas con forma de circo, laberinto, maquetas suspendidas en el espacio, subrayando el elemento lúdico de Nueva Babilonia. Además se pueden observar mapas donde sitúa el urbanismo del proyecto en diferentes ciudades como Sevilla o Ámsterdam.
 



El arquitecto experimenta con las maquetas, en los años 70 las construye iluminadas con luces de colores en una sala oscura. Es en esa década cuando deja de construir maquetas y se dedica a la pintura al óleo, entre ellas Oda al Odeón, relacionada con Mayo del 68 en París.

En 1974 abandona el proyecto de Nueva Babilonia en el Gemeentemuseum, La Haya (Países Bajos) consciente de que la época destructiva de los años 70, con la Guerra de Vietnam, no era propicia para la construcción de Nueva Babilonia; aunque sigue creyendo en el proyecto y espera que sea retomado por arquitectos posteriores. En su última etapa Constant se dedica a la pintura, en sus lienzos podemos ver referencias a una etapa más violenta, en relación con la guerra de Vietnam. 







La exposición concluye con una sala donde se recrea el laberinto de puertas, que rememora el carácter lúdico, la sensación de perderse y de ir a la deriva en una ciudad.

Sin embargo el proyecto urbanístico de Nueva Babilonia es demasiado utópico e idealista y difícilmente construíble. A pesar de que trabajó en él durante veinte años, nunca llegó a construirse, se quedó en proyecto. 






Erika de Gracia Cámara


miércoles, 23 de diciembre de 2015

Que oír con los ojos es amante astucia

Que oír con los ojos es amante astucia.

Cecilia Paredes: Oyendo con los ojos.

Organiza: Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte 
Comisariado: Alejandro Castellote, Blanca Berlín
Coordinación: Raúl Alonso Sáez 
Copias fotográficas: Clorofila Digital 
Montaje: Artec Exposiciones 

El centro de promoción de arte Tabacalera nos ofrece hasta el 17 de Enero una exposición que recoge los ejemplos más notorios de la creación de la artista peruana Cecilia Paredes. Una colección que aúna Fotoperformance, escultura e instalación, y que gira en torno a la preocupación principal de la artista: generar la reflexión acerca de los problemas más acuciantes del mundo humano los cuales son resaltados al ponerse en relación con la naturaleza. Naturaleza que la artista trata como un ente sagrado, un ideal de equilibrio que todos deberíamos perseguir, a través de la cual se nos invita a reflexionar acerca de la problemática de nuestra forma de vida.
En ocasiones, la naturaleza no basta para poner en relieve el contenido político de determinadas obras, algo que la artista resuelve con el uso símbolos mitológicos, especialmente la latinoamericana, mediante los cuales genera los relatos que le permiten denunciar un problema concreto; es el caso de sus obras Quetzalcoatl, o La habitación.

De esta forma la artista crea un microcosmos en su exposición, donde toda su simbología natural aparece tratada de una forma plástica y muy visual. Ya el título de la exposición,  Oyendo con los ojos, se sirve de una sinestesia para contarnos lo que nos aguarda, una obra en la que el mensaje nos llega a través de la vista, con obras llenas de colores, reflejos de cristal, plumas y coloridos juegos de mímesis. Se genera así una estética muy particular, no solo por lo vistoso y llamativo de los materiales, sino también por el uso constante de elementos decorativos de culturas como la china, japonesa, minoica o hindú que encontramos en muchas de sus fotoperformance, y que en ocasiones puede rozar lo recargado.
Este efecto estético de sus obras se potencia en Tabacalera por el aspecto de las salas, donde la pintura desconchada, las viejas tuberías, y las recónditas salitas de la vieja fábrica, crean un fuerte contraste con las coloridas fotografías llenas de elementos animales y florales, y con las instalaciones que tratan de recrear una naturaleza muy particular. Es este el caso de las obras Ucayal, Enredadera: all together now, o El Manto. Sin duda este particular escenario potencia el efecto que muchas de estas obras buscan: resaltar los desequilibrios y necesidades del mundo humano al comparar este con el mundo natural.

Por todo ello es evidente que la exposición Oyendo con los ojos de Cecilia Paredes nos ofrece una experiencia muy particular, un breve lapso de desconexión mientras nos adentramos por los pasillos de Tabacalera al encuentro de unas obras que llaman poderosamente nuestra atención y nos ofrecen una serie de relatos de culturas ancestrales, mitología y una naturaleza que trata de mostrarnos la necesidad de crítica y cambio del mundo en el que vivimos.
Sin embargo esta atmósfera creada por la artista y enfatizada por las instalaciones de Tabacalera tiene una contrapartida, y quizá lo que debemos reprochar a la artista, es la pérdida de fuerza que sufre el discurso político de su exposición, al verse asfixiado por unas obras tan visuales, tan llamativas, y de un esteticismo tan protagonista. Es muy posible que para un espectador poco entrenado, el relato crítico que subyace en la exposición, pase desapercibido bajo unas obras en las que su particular belleza cobra tanta importancia, que fácilmente podemos pensar que lo que en realidad se busca en ellas en proporcionarnos una experiencia estética y nada más. Y a ello contribuye el hecho de que junto a una serie de esculturas e instalaciones de fuerte contenido político y crítico, aparezcan mezcladas numerosas fotoperformance, sin más intención que la de mostrarnos una serie de juegos de mímesis de gran valor estético, pero nulo contenido conceptual.

Es este un problema que no se logra resolver a pesar del intento que se hace desde la exposición, al situar cartelas informativas junto a cada escultura e instalación. Tal vez se debería plantear la necesidad de que el espectador, mediante su propia relación con la obra de Cecilia Paredes, sea capaz de captar el relato político que la artista trata de transmitirle, sin perderse en su esteticismo dominante y avasallador.


María Utrilla Julve

lunes, 21 de diciembre de 2015

Desassossego, desassossego, desassossego...


Francesco Arena, Andrea Büttner, John Cage, Giorgio Griffa, Elín Hansdóttir, Jiří Kovanda, Perejaume, Wilfredo Prieto e Ignacio Uriarte
Comisario: Tiago de Abreu Pinto
Meditaremos em silêncio a diferença entre nós
Galería Nogueras Blanchard
Doctor Fourquet, 4. Madrid (Madrid)
14 de noviembre de 2015 - 9 de enero 2016


La galería de Àlex Nogueras y Rebeca Blanchard, instalada en Doctor Fourquet desde 2012, quizá no disponga del mejor espacio expositivo ni de la tradición más amplia en el sector, pero queda compensado con creces mediante un trabajo riguroso sobre el arte conceptual, una nómina de artistas envidiable y un aparato teórico a la altura de las exigencias; lo ejemplifica a la perfección Meditaremos em silêncio a diferença entre nós, en la que se concitan dos generaciones, una de creadores muy consolidados por la crítica y la historiografía, entre ellos John Cage o Jiří Kovanda, y otra más joven, descubierta, representada e impulsada desde la propia galería, como son Francesco Arena, Wilfredo Prieto e Ignacio Uriarte, que se integran conjuntamente dentro de un discurso curatorial profundo y sugerente. En ello ha colaborado de forma decisiva el asistente de la sede madrileña y comisario de la presente exposición, Tiago de Abreu Pinto, quien prepara su tesis doctoral sobre comisariado de arte en la Universidad Complutense y ha cosechado una cierta experiencia práctica en la Kunsthalle de São Paulo, en las Bienales de Gwangju y Marrakech, y en otras convocatorias locales como Jugada a 3 Bandas o Se Busca Comisario.


En esta ocasión ha tomado el Livro do desassossego, escrito por Fernando Pessoa entre 1913 y 1935, como eje de una reflexión sobre la otredad del individuo consigo mismo, entre dos individuos y del individuo hacia el colectivo, siempre en línea con Husserl y Heidegger y sin recurrir a Lacan. El relato material se construye, por tanto, a partir de la Lapide (desassossego) de Francesco Arena, un acrónimo objetual (Dado - Euro - Sasso - Accendino - Scatola - Sega - Ombrello - Spirale - Stringa - Elastico - Giornale - Occhiali) del citado título, y se desarrolla con otras ocho obras que remiten de alguna manera a la novela: un montón de folios, un rincón en tonos grises, un inquietante espejo, una sombra incierta, un anillo... que corren el riesgo, por cierto, de convertirse en meras ilustraciones.


Pero, con ser de gran interés la postura del comisario, centrado por lo demás en el entre nós del título de la exposición, quizá sería oportuno, obedeciendo al narrador-heterónimo Bernardo Soares, meditar precisamente la diferença en sí misma, de manera que las obras pudieran desenvolverse en un contexto más acorde con las características históricas de la poética conceptual: lo paradójico de introducir obras conceptuales en una galería comercial, pues se trataba en principio de artistas que reaccionaban contra el mercado, lo peligroso de un acercamiento fenomenológico-existencialista en términos de yo y otro, toda vez que Arthur. C. Danto ha sentenciado la supuesta muerte del arte como percepción y habida cuenta que buscaban un arte despersonalizado frente a los excesos subjetivos del expresionismo abstracto y las personalidades pop, lo contradictorio de vincular tales obras con aspectos ajenos a ellas, pues pretendía ser un arte ensimismado; en este sentido, el punto de partida vendría dado por el texto fundacional de Ad Reinhardt “Art-as-Art” (1962-1963), en el que ya defendía tautológicamente la tautología de “the end of art is art-as-art”. A ello cabría añadir las teorías filosóficas que se desarrollaban en paralelo, tales como la différance del “il n’y a pas de hors-texte” derridiano o la célebre fórmula deleuziana de la Diferencia y repetición, en cuyo prefacio afirma que “la tarea de la vida consiste en hacer coexistir todas las repeticiones en un espacio donde se distribuye la diferencia”.


Desde esta nueva aproximación hay que empezar por leer la imagen, como proponía en su momento Alberto Corazón, y escudriñar sus especificidades intrínsecas: las cinco eses que se repiten en desassossego tienen cinco objetos (significantes) diferentes en la obra de Arena; los ventiladores de Prieto, enchufados a un ladrón, y éste a otro, y este otro a otro más que llega por fin a la toma principal de la pared, y que se soplan unos a otros en un círculo eterno, parecen susurrar esas eses y traducirlas a sonido mediante su aliteración; la partitura de Cage, que bien podría haber indicado las notas para los instrumentos de viento-metal que suponen los ventiladores, lleva aparejada una doble repetición, tanto externa, por la Cheap Imitation a Satie, como interna, por la propia composición del lenguaje musical; la rosa de Kovanda, que debe ser repuesta cada tres días, hace así resonar el verso de Gertrude Stein “Rose is a rose is a rose is a rose”; los folios apilados de Uriarte, que aparecen y desaparecen de uno en uno en un proceso cíclico, encuentran explicación en la repetición rutinaria del trabajo de oficina y traducen dicha lógica al lenguaje fílmico; las líneas de Griffa, quizá escritas sobre el último folio de Uriarte, también constituyen repeticiones, y cada una modifica la anterior y condiciona la siguiente; las luces de Hansdóttir, una suerte de tricomía descentrada, rompen el ritmo de los lienzos de muro e introducen la diferencia de manera que la sombra se descompone en el espectro del R(ed)G(reen)B(lue); el espejo de Perejaume, que siempre refleja lo mismo y siempre es distinto; y, por último, la xilografía de Büttner, que lleva implícita en su propia re-producción los conceptos repetición, por seriada, y diferencia.


El recorrido propuesto es tan solo uno de los muchos posibles. Igualmente interesante sería indagar la singular relación de las obras con sus títulos, entre lo irónico y lo poético, como la fría Caricia de los ventiladores o el lavabo ausente en Lavabo de Perejaume; o, asimismo, la actualización de los grandes problemas del arte, como la reflexión sobre los mitos de la caverna platónica y de la dama de Corinto en Hansdóttir o de la santa Verónica y de Narciso de nuevo en Perejaume. Esa necesidad de volver sobre lo mismo para encontrar nuevas lecturas es precisamente lo que distingue a las grandes obras, a las buenas exposiciones y lo que hace, en suma, que NoguerasBlanchard marque la diferencia. Medítenlo en silencio entre ustedes.


*Fotografías de Roberto Ruiz, cortesía de NoguerasBlanchard


Pablo Allepuz García

jueves, 17 de diciembre de 2015

Strange Fruit.Marian Alzola . Cruce.

Contra la linealidad de la mirada

Entro en un espacio con paredes blancas. El blanco simboliza lo neutro, la limpieza, el origen y el privilegio de actuar. Superpuesto al blanco inmaculado me encuentro unas pinturas sucias, frutos extraños de un cuerpo que no conozco. Leo los trazos, los gestos, los colores y las formas desde mi cuerpo y memoria. Encuentro fragmentos de historias personales, tejidos con manchas que bailan sobre los cuadros. No encuentro la diagonal, siento el circulo y los diferentes cambios de perspectivas. Me encuentro en la exposición Strange Fruit de Marian Alzola en el espacio independiente Cruce, ubicado en la calle Doctor Fourquet de Madrid. Puedo hacer una sucesión de datos curriculares de la galería o de la artista, no lo hago como posicionamiento político y artístico. Cualquiera que necesite más información sobre alguna de las dos puede buscar en Internet y encontrará una serie de fechas y datos que sitúan ambas en una narrativa lineal, la cual trataré de evitar en este texto.

                                                              ...


Pensar y mirar son dos acciones que se dan cotidianamente en Cruce, distanciándose de la mera articulación galerística para promover otro tipo de relaciones entorno al arte y al pensamiento. Cruce se posiciona como espacio de encuentro entre la teoría y la practica artística. Cuando hice el ya mencionado ejercicio de búsqueda en Internet, me encontré con un texto de Marian en el que la artista hablaba de la diferencia entre espacio público y espacio privado. Vuelvo a la dicotomía espacio público/espacio privado para interrogarla. Recuerdo a Mujeres Creando y  las palabras de Maria Galindo, su fuerza poética y política cuando describe cómo el cuerpo de la mujer desnudo en el espacio público lo transforma en espacio doméstico. ¿Cómo podemos aprender de conocimientos no hegemónicos, no masculinos, no europeos, no blancos? Pienso que callar y escuchar es un buen ejercicio. Escuchar las imágenes producidas por Marian me hace pensar sobre cómo el cuerpo de la mujer transforma el espacio expositivo.

                                                                            ...

Un jueves soleado me encontré con Marian en Cruce para charlar. Allí, en el interior  del espacio expositivo, le pregunté por la utilización de la palabra y el texto en sus pinturas. Su respuesta fue ''lo hago de manera azarosa, cuando pinto trato de evadirme y utilizar el cuerpo''. Pensamos el cuadro y la pintura como cuerpo expandido. El cuadro, bajo esta perspectiva, se transforma en herida. Una mujer se tapa la cara mientras otra mujer mira al horizonte. Una rechaza al espectador, la otra simplemente no lo necesita, deviene independiente. La representación masculina de la mujer necesita al espectador, haciendo que el cuerpo femenino se transforme en objeto.

Estas mujeres con las que ahora comparto un espacio de evasión y pensamiento no me necesitan, están en su 'en su mundo', dejan de ser objetos y pasan a ser sujetxs. De la mujer-pincel de Yves Klein, a la mujer que se piensa como pincel de Marian Alzola.


Giro por la sala cómo una peonza, miro igual que una peonza nos mira. Todo se mezcla y la mirada se vuelve difusa, en movimiento. La peonza gira y golpea a una Marilyn decapitada, vuelan fragmentos de su cuerpo por la sala y acaban sobre las pieles colgadas en la pared, goteando mascaradas.


Subo las escaleras y 
desaparece el espacio ‘doméstico’. Ahora veo todo desde arriba y me encuentro frente a los restos de una fiesta rosa. Recuerdo a Cindy Sherman, comprendo que llego tarde, que esta fiesta fue sin mí y  me lleno de alegría. Me alegro de ver representaciones de mujeres empoderadas realizadas por mujeres empoderadas, que tanta falta nos siguen haciendo después de que Linda Knocklin se hiciese esa gran pregunta – que, considero, debe ser constantemente recordada - ¿Por qué no hay más grandes mujeres artistas?. Al final de nuestra conversación concluimos que nada es completamente azaroso, buscamos y encontramos.


                   

En la 3 planta del Museo Reina Sofía se encuentra una pequeña sala en la que las artistas mujeres de la vanguardia europea siguen siendo algo exótico, son mostradas como algo excepcional. Viendo esta exclusión en términos de representación, que se dilata en el tiempo y espacio, considero que el acto que realiza Marian desde las heridas de su cuerpo sigue siendo tan necesario como siempre.  La Historia es lineal y se esfuerza por borrar las memorias circulares y discontinuas. Nos atraviesan diagonales y contestamos con manchas.


1. Marian Alzola, Colada, 2012.
2. Artemisia Gentileschi, Judith decapitando a Holofernes, 1614–1618. 
3. Cindy Sherman, Sin título núm. 175, 1987.
4. Marian Alzola, Saturno, 2014.

N.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

DAN SHAW-TOWN - Arbeta

Galería Maisterravalbuena. 
14 noviembre 2015 – 16 enero 2016

La galería Maisterravalbuena nos trae la segunda exposición en España del artista inglés Dan Shaw-Town. Nacido en 1983, estudió en la prestigiosa universidad de Goldsmiths en Londres, lugar en el que también se han formado ilustres como Lucien Freud, Damien Hirst o Julien Opie. La carrera de Shaw-Town se ha ido cimentando con exposiciones en importantes galerías en Nueva York y Londres y ahora, por segundo vez, trae una muestra de su trabajo a Madrid.

Vista de la exposición

El trabajo de Shaw-Town es hermético, tanto formal como conceptualmente. Arbeta no es un exposición amable con el espectador, sin embargo, indagando en sus procesos podemos llegar a conectar con las obras.

La investigación de Shaw-Town se centra en las cualidades físicas de los materiales tales como el aluminio, el papel o el grafito, presentes en esta exposición, y en su transformación manual. En su obra el proceso tendrá tanta importancia como el propio contenido y los objetos e imágenes tanto valor como los propios hechos.
El lenguaje también desempeña un papel fundamental. Él explica que su mujer y su hija hablan entre ellas en sueco, idioma que él no domina, pero que sin embargo es capaz de entender por el contexto y por su modo de hablar.
Estos dos hechos, transformación de los materiales y lenguaje, se funden en Arbeta. No en vano, "arbeta" significa trabajar en sueco.
Todos los objetos que veremos en la sala, aunque en un primer momento nos produzcan extrañeza por la manera en la que están tratados y por el proceso que se ha seguido para modificarlos, contienen algo no tangible, algo familiar que, aunque a primera vista no reconozcamos, nos sirve para poder construir nuestra propia idea sobre el significado de las piezas. Y es que su obra nos habla de la rutina, del ritual y del acto de hacer.

La propuesta expositiva se divide en dos grupos: las obras de pared y la obras de suelo.

En el primer grupo encontramos el tipo de piezas que definirán el trabajo de Shaw-Town, a saber, grandes paneles de aluminio con papel de periódico impreso y con una fuerte carga de pintura que les da un acabado matérico. 

Dan Shaw-Town. Untitled, 2015. Mixta sobre aluminio

La aparición del papel de periódico, aunque en algunas piezas pase desapercibida, será fundamental para entender la obra del artista. Él alude al llamado “proceso de transferencia”, que consiste en pasar la tinta del periódico a la superficie del cuadro utilizando calor y presión. El calor hacer que la tinta del papel libere xileno provocando que ésta quede impresa en la superficie del aluminio. Cuanto más calor se aplica más se difuminan las imágenes hasta casi desaparecer. Asimismo la utilización de letras sobredimensionadas y aisladas, en dos de las obras de pared, nos indica que cada obra es parte de un todo mayor donde lo importante es la idea potencial de lo que no se puede ver.

Si bien, la utilización de papel de periódico nos sitúa en un lugar y un momento concretos, a través del proceso de transferencia las imágenes, tipos, textos y pintura se disuelven y mezclan unos con otros hasta hacerse ilegibles, hasta situar a las obras en ningún lugar, en ningún momento. La sensación de inmaterialidad que proporciona este proceso, al quasi fundir tinta y aluminio subvierte la idea de imagen-soporte, subvirtiendo del mismo modo la propia idea de representación.

En contraposición a las placas de aluminio, encontramos en un recoveco de la galería, casi pasando desapercibida, otro de los elementos recurrentes de la obra de Shaw-Town: la barra de acero. De nuevo impresa con papel de periódico sobre su superficie, lo más llamativo de esta pieza es la utilización de una lata de refresco pintada completamente con grafito negro situada entre la barra y la pared. Su presencia introduce la imagen al espacio real del espectador y nos comunica directamente con las obras del suelo.

Situada enfrente tenemos la primera de las tres obras de suelo. Sobre un pequeño pedestal de madera descansa una botella, que en realidad es un vaciado de cerámica, cubierta con grafito sobre una superficie papel tratado con resina. A su lado un balón de fútbol al revés en el que cada pentágono y hexágono está numerado.

El papel, como ocurría con las obras de pared, tiene una importancia capital en las piezas de suelo. Esto lo podemos ver en la obra situada en el centro de la galería. Se trata de dos pliegues de papel en el que se han realizado una serie de marcas con grafito hasta que toda la superficie ha quedado completamente cubierta, impidiéndonos ver qué es lo que hay debajo. Tras esto se le aplica una fina capa de cemento, se manipula, amasa y dobla y se expone como una escultura.

Dan Shaw-Town. Untitled, 2015. Técnica mixta sobre papel y base de madera

La última obra de suelo, dialoga con la primera, sólo que esta vez nos presenta una barra de jabón pulido con grafito sobre una camiseta. El hecho de encontrarnos con objetos cotidianos que mantienen sus características propias pero que sin embargo han sido desposeídos de su funcionalidad pone al espectador en una posición de incomodidad que le obliga a dar una vuelta a la manera en la que los mira y se relaciona con ellos. 

La cotidianidad subvertida y manipulada que Shaw-Town nos propone en Arbeta no es fácil de abordar. Formalmente, las obras presentan una dificultad que sin una serie de claves previas, las convierte en infranqueables, duras y frías como sus propias barras de acero. Conceptualmente plantea cuestiones interesantes que de alguna manera abren el camino hacía una comprensión más profunda de su producción. Arbeta es disfrutable, pero tendremos que tomarnos al pie de la letra el título.

El sonido de las formas



Exposición: O meu sol chora
Artista: Sara Bichâo
Centro: Galería silvestre, Dr Fourquet 39
Fechas: 14 de noviembre de 2015 – 9 de enero de 2016

Sara Bichâo (Lisboa, 1986) expone una selección de su obra más reciente en la Galería silvestre. A pesar de su corta edad, es una artista con una base consolidada en el mundo del arte, cuyo trabajo es representado en la actualidad por la Rooster Gallery de Nueva York y la Barbara Davis Gallery de Houston, Texas. O meu sol chora es su carta de presentación en España.

“El arte, como la naturaleza, es rítmico”, dijo Robert Delaunay. “Puedo crear una fuga en colores, como Bach lo ha hecho en música”, afirmó Kupka. “Improviso mis cuadros como un músico improvisa su música”, declaró Picabia.

La serie de seis dibujos es el resultado de un trabajo maduro y muy consciente que pone el acento en la relevancia del acto físico de dibujar. Por ello, lo más importante no es el producto final, sino el ritual creativo que la conduce hasta ahí y lo hace posible. Guiada por la música, Sara va componiendo mentalmente el próximo trazo a medida que dibuja. Recupera esa idea de Kandinsky de que la música es el referente de toda creación artística; de que el dibujo, en definitiva, puede ser la representación visual de una composición musical. Como una escritura libre que discurre fruto de una relación sinestésica, las piezas transmiten esa tensión entre el objeto físico y el acto mental. Fruto de un acto orgánico y honesto que conecta directamente con la artista y su imaginario, su obra se caracteriza por los colores vibrantes de una acuarela poco aguada y la gran variedad de signos, figuras orgánicas y formas geométricas que se combinan, a su vez, con el uso del punzón; la disposición escultórica de la artista aflora también sobre el papel, expandiendo su campo hacia otras direcciones.

 “Nosotros no somos mitos del pasado, ni del presente, sino que somos pueblos activos. Mientras que haya un indio vivo en cualquier rincón de América y del mundo, hay un brillo de esperanza y un pensamiento original”. 
Rigoberta Menchú, líder indígena guatemalteca.


Álvar, nacido durante el viaje de la artista a México, simboliza un trayecto de ida y vuelta. Es el indígena en lucha con lo burgués. Ambas identidades conviven y se enfrentan. Esta escultura es una suerte de puzzle en que se engranan recuerdos y detalles que simbolizan y forman parte de la experiencia vital de su creadora: las telas de una maleta de su abuela, retales de un vestido de la infancia, arena de playa… Cada uno de los elementos tiene la esencia de Sara, se refieren a su presente y su pasado y, juntos, conectados a lo largo de un proceso de creación muy fluido, forman un pedazo de su mundo. Para ella, esos objetos no tienen una función más en la vida, por lo que funcionarán mejor en el mundo como parte de algo nuevo, conservando al mismo tiempo su historia original.

 “Es bello lo que procede de una necesidad interna del alma. Es hermoso lo que es interiormente hermoso” decía Kandinsky. O meu sol chora lo es. Es bella. Tiene alma.Y nos habla de la necesidad de explorar mundos, el propio, el de la artista y el que nos rodea. 




martes, 8 de diciembre de 2015

Ignasi Aballí no tiene principio, no tiene final. Álvaro Giménez

Ignasi Aballí no tiene principio, no tiene final 

Ignasi Aballí
sin principio/sin final
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
28.10.2015 - 27.03.2016


El lugar en el que “sucede” el trabajo de Ignasi Aballí (Barcelona, 1958) es el plano más superficial. Ahí prepara su juego con lo frágil y donde permanece presente mediante una suerte de burla que desjerarquiza el valor de la materia para construir un sistema visual que se rige por la concepción disyuntiva entre lo desechable y lo admisible. El nivel simbólico que otorgamos a la materia o a la sustancia es lo que Mary Douglas va a llamar “materia fuera de lugar” refiriéndose al desecho del cuerpo. Esto es lo que, desde un punto de vista psicoanalítico y entroncado con la corriente filosófica postestructuralista, tratará Julia Kristeva como "lo abyecto". En una poética del desecho, de lo olvidado, del material innoble (en un uso que hace referencia a la terminología esculturórica tradicional) y bajo una clara influencia duchampiana; Aballí trabaja esperando a que aparezcan sus piezas formadas por el polvo que cae en su estudio durante 10 años [Pols (10 anys a l’estudi), 2005] o por restos de tejidos que recoge del filtro de su secadora (Matèria textil, 2007). Rescata el residuo del ámbito excluido y lo utiliza como material pictórico / escultórico en un ejercicio que juega a ofrecer lo que no debe ser visto, es decir, reinserta lo que dejó de ser válido para la representación. De la misma manera lo haría Dieter Roth con el chocolate, el queso y otros materiales potencialmente desechables. El desecho es el producto que, o bien nunca habría podido entrar en el circuito de consumo, o bien es separado de este por haber dejado de ser apto. Esta concepción del material invalidado implica la práctica de lo obsceno, es decir, la simple puesta en funcionamiento de un determinado material en la mecánica del arte es ya una obscenidad. Esa obscenidad aparece simplemente porque en lo físico estos materiales no aportan la solidez y majestuosidad esperadas. Algo relativo a este tema tendría que decirnos el poema de Baudelaire, Una Carroña, en el que el poeta describe, con el tono del gusto romántico, un cuerpo en estado de putrefacción. Habría que preguntarse si el interés que Baudelaire le requería al hombre moderno estaba en aquello que dejó de ser apto, aquello relegado a los márgenes del régimen estético. Si bien ese gusto está más o menos visible, Aballí no está recurriendo a la putrefacción de ningún órgano, no es la materia que dejó de estar viva lo que le interesa en su reflexión. La manera que tiene Aballí de ser obsceno es desde la más poderosa levedad y con la mayor delicadeza posible.

En la muestra hay una profundísima y evidente preocupación por el problema de la pintura. En ningún caso se trata de una queja ni de una reivindicación exaltada de su posición como pintor: lo que está siempre presente a lo largo de las paredes de las salas, puesto que no solo albergan las obras sino que además sufren una intervención casi imperceptible, constituye una propuesta pictórica “global”. Es una estrategia sutil y prudente que desborda los límites del espacio pictórico y que convierte a la exposición en una pintura en sí misma. Tal propósito global queda del todo reafirmado cuando reparte por toda la exposición la señalética fotografiada habitual en los espacios de exhibición de arte, construyendo así una narración paralela y en consecuencia una configuración normativa nueva de la propia exposición. Sin principio / sin final es fundamentalmente un cuestionamiento del espacio pero también del tiempo y de la prolongación en él del hecho artístico. Lo vemos en la fascinación obsesiva por coleccionar, por recoger y ordenar para posteriormente mostrarnos inocentemente sus decisiones. A medida que pasan los días, las palabras y números extraídos de sus periódicos se van agregando a unas listas que acaban por no cerrarse nunca. Evitando el posicionamiento claro, es capaz de suscitar una u otra lectura ideológica o interesada sobre el tratamiento y presentación de la información diaria. De esta forma, el artista se nos presenta despojado de la autoridad que en primera instancia había adquirido. Esto es lo que permite la introducción del elemento del azar en la ejecución de la obra, del "dejar hacer" artístico que, como vamos viendo, atraviesa toda su producción. Es decir, la obra que se va haciendo “por sí sola” nos está proponiendo un distanciamiento autor / resultado necesario para la comprensión del lugar al que conduce su trabajo y útil para esa descarga de responsabilidad respecto a la imagen.



                                                           Ignasi Aballí. Pols (10 anys a l’estudi), 2005                                   
             

Calendario de visitas exposiciones 2015

Viernes 27 de noviembre de 2015, de 16:00 a 20:00
Galerías de la calle Doctor Fourquet

Hora
Espacio
Exposición
Presenta
16:00
Louis 21
Rock the blues away
de Abdul Vas
Aguirre, Florencia
16:15
Theredoom
Emerge 15-16
Bellas Artes Fco. De Vitoria
Allepuz García, Pablo
16:30
Maisterravalbuena
Dan Shaw-Town
14 noviembre — enero
Díaz Cabezas, Andrea
16:45
Nogueras Blanchard
Meditaremos em silêncio a diferença entre nós.
Díaz Fernández, Vanessa
17:00
García Galería
Carlos Fernández-Pello Retrospectiva
Domínguez Herrera, Servet
17:15
Cruce
Marian Alzola
Dorrego Carreira, Fernando 
17:30
Casa sin fin
Robert Doisneau / Laure Albin Guillot
UN ENCUENTRO A DESTIEMPO.
14/11/2015-09/01/2016
Santamaría, Zuriñe
17:45
Helga de Alvear
Thomas Demand + Miriam Böhm
5 noviembre — 16 enero
Giménez Ibáñez, Álvaro
18:00
Espacio Mínimo
Ana Vidigal .- Época 14/nov/2015 - 16/ene/2016
Gómez Eguíluz, Íñigo - -
18:15
Moisés Pérez de Albéniz
Antoni Miralda
14 noviembre — 10 enero
Loizaga, Jone
18:30
F2 Galería
Álvaro Negro
14 noviembre — 9 enero
Menchaca Paz, María
18:45
Alegría
Michael Horsky
Amores perros
Montoro Campoy, Javier
19:00
Silvestre
Sara Bichão
"O meu sol chora"
14.11.2015 - 09.01.2016
Olivera Benito, Aida
19:15
Marta Cervera
Max Brand
28 noviembre — 12 enero
Rietti, Daniel
19:30



19:45



20:00







Viernes 4 de diciembre de 2015, de 16:00 a 20:00
Exposiciones en el MNCARS

Hora
Espacio
Exposición
Presenta
16:00
MNCARS
Constant
Nueva Babilonia
Sanchez San Segundo, Cristian
Gracia Cámara, Ana Erika de
17:00
MNCARS
Nasreen Mohamedi
La espera forma parte de una vida intensa
Sesé Fuentes, Marta
Díaz Cabezas, Andrea
18:00
MNCARS
Hito Steyerl
Duty-Free Art
Utrilla Julve, María
Volta, Gerard

19:00
MNCARS
Ignasi Aballí
sin principio / sin final
Aguirre, Florencia
Allepuz García, Pablo





Viernes 11 de diciembre de 2015, de 16:00 a 20:00
Galerías de la zona de Alonso Martínez

Hora
Espacio
Exposición
Presenta




16:00
Travesía 4
John Isaacs
Daniel Rietti
16:20
Elba Benítez
Dominik Lang
Díaz Cabezas, Andrea
16:40
Heinrich Erhardt,
Thilo Heinzmann
Díaz Fernández, Vanessa
17:00
La Caja Negra,
Nico Munuera
Domínguez Herrera, Servet
17:20
Gurriarán
Julián Valle
Dorrego Carreira, Fernando 
17:40
Rafael Pérez Hernando
María Bueno. Carmen La Griega
Giménez Ibáñez, Álvaro
18:00
Freijo Fine Art
Will Berry
Gómez Eguíluz, Íñigo
18:20
Elvira González
Juan Asensio
Gracia Cámara, Ana Erika De
18:40
Juana de Aizpuru
Markus Oehlen
Loizaga, Jone
19:00
Max Estrella
Nico Munuera
Menchaca Paz, María
19:20
Casado Santapau
Ximena Garrido-Lecca
Montoro Campoy, Javier
19:40
Mondo
Antón Goiri
Olivera Benito, Aida








Viernes 18 de diciembre de 2015, de 16:00 a 20:00
La Casa Encendida y Tabacalera


Hora
Espacio
Exposición
Presenta




16:00
Casa Encendida
Appunti: comisariada por Javier Arbizu, María Buey González, Jorge González Sánchez, Elena Peña Castillo y Diego Rambova.
Sánchez Sansegundo, Cristian
16:30
Casa Encendida
Aquí hay dragones: comisariada por Neme Arranz.
Rietti, Daniel
17:00
Casa Encendida
S’WONDERFUL: comisariada por Beatriz Escudero.
Santamaria, Zuriñe
17:30
Casa Encendida
Libro de horas de José María Larrondo
Sesé Fuentes, Marta
18:15
Tabacalera
Cecilia Paredes, Oyendo con los ojos.
Utrilla Julve, María
18:45
Tabacalera
Rosell Meseguer, Lo invisible
Voltà, Gerard