Duty-
Free Art:
Organización:
Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofía
Comisariado:
João Fernandes
Artistas:
Hito Steyerl
La obra de Hito Steyerl que podemos encontrar
hasta marzo entre las exposiciones temporales del museo Reina Sofía, ha sido la
primera exposición temporal dedicada exclusivamente a video en toda la historia
del museo, y está recabando reacciones entusiasmadas por parte del público.
La artista, considerada como una de
las más pioneras por su temática y su forma de tratar el vídeo, presenta una colección
de trece vídeos en los que trata una serie de temas diversos, todos ellos
relacionado con una serie de temas conflictivos del mundo actual; es el caso de
la guerra y tráfico de armas, pornografía y censura, la realidad virtual, las
instituciones artísticas y la relación de las instituciones artísticas con el
espectador así como las formas de protesta social. Todos ellos se articulan en
torno a un conflicto central, que une unas obras con otras a modo de hilo de
Ariadna: la sobrerrepresentación del mundo contemporáneo, la cual se ha
producido con la proliferación de la era de la información y las redes de comunicación
de masas, así como la sobreinformación a la que este nos lleva, y los efectos
de ofuscación y desorientación que produce.
Ahora bien, ¿cuál es la mejor forma de
realizar esta protesta, de llamar la atención sobre estos problemas, de
exponerlos ante un espectador? La artista comienza su andadura artística con el
formato documental, y algunas de sus primeras obras, November y Lovely Andrea,
presentes en esta exposición, son ejemplo de estos primeros trabajos. Sin
embargo Steyerl detecta que el género del documental presenta varios problemas:
la mirada del espectador se dirige, el discurso del documental trabaja para
monitarizar sus sentimientos, transmitir un mensaje que no siempre obedece a
los principios de transparencia y objetividad propios del formato documental.
Por esta razón la artista trata de advertirnos, quiere que estemos listos para
defendernos de esta situación, y quizá el mejor ejemplo de esto sea la obra Strike, con la que abre la exposición,
en la que rompe la pantalla acabando con la imagen que esta le presenta y a la
vez fragmentándola y generando una imagen caleidoscópica nueva.
Este conflicto explica la forma de
Steyerl de hacer documental, su concepto de la incertidumbre documental que
vemos en Lovely Andrea, cuando la
propia artista se pregunta cuál es el verdadero tema del vídeo que está
creando, su finalidad, su objetivo. En ellos, Steyerl se deja llevar por el
devenir del vídeo, creando sin dirigirse hacia un resultado concreto.
Tras estos primero trabajos que rompen
tímidamente el formato documental, vamos descubriendo a través de las salas hasta
otros en lo que la experimentación se convierte en el objetivo fundamental, y
en los que una estética inspirada en internet y las redes sociales introduce
unos temas de rabiosa actualidad. Una distribución caprichosa de los mismos,
sin responder a un orden cronológico, sorprende al espectador y ayuda a
mantener su atención.
Aquí la instalación se convierte en la
herramienta fundamental para enfrentarse a las distintas obras de Steyerl;
frente a las salas oscuras y de banco corrido que, a modo de sala de cine albergan
sus documentales, nos encontramos con instalaciones que provocan la extrañeza
del espectador a primera vista y que lo sumergen en la atmósfera adecuada para
la recepción del vídeo. Resulta interesante como la artista coloca cómodos
asientos que invitan a la relajación y la despreocupación, frente a unas
pantallas que proyectan problemas y conflictos, luchas y accidentes. Se trata
de algo muy evidente en instalaciones como la de Liquidicity INC, en la que el
espectador se acomoda en un cojín en el centro de una ola gigantesca que parece
a la vez acogerlo y amenazarlo, mientras observa un torrente de conflictos
actuales y un mensaje acerca de lo problemático que resulta dejarlos fluir,
dejarse arrastrar por la corriente. Lo mismo sucede en la instalación realizada
exclusivamente para esta exposición, The
Tower, donde el espectador se arrellana en un cómodo sillón giratorio con reposapiés
frente a la pantalla que, siguiendo una estética de videojuego, muestran la
provechosa aplicación de la realidad virtual en estrategia militar.
De esta forma, pasando de unas obras e
instalaciones a otras diametralmente diferentes, saltando en el tiempo y en la
trayectoria de Steyerl, el espectador va reconstruyendo paso a paso el discurso
de la artista y su crítica por un mundo sobrerrepresentado en el que falta una
discusión de la problemática que este acarrea. Sin embargo este discurso no
aparece siempre tan accesible al público como sería lo ideal, y tal vez este
sea el problema que más se le pueda reprochar a Steyerl. Sus vídeos, muy
diferentes entre ellos, transmiten sus mensajes también de forma muy diferente,
y el contenido no se nos muestra de forma tan evidente en sus vídeos de conferencias
como Duty- free art, o I dreamed a dream, y sus vídeos más próximos al formato
documental como Guards o Adorno´s
Grey, como en sus obras más recientes, y experimentales, como Liquidicity INC o In free Fall. Ante obras como estas últimas, el mensaje resulta
mucho más huidizo, con un lenguaje hermético y un acercamiento por parte de la
artista hacia lo conceptual. Nos da la sensación de que ante aquellas obras en
las que Steyerl no se siente comunicativa, el espectador no puede hacer gran
cosa a parte de recurrir a información adicional.
No es este un problema insignificante,
ya que en ocasiones el lenguaje de lo conceptual presenta muchas dificultades
en la relación con el público. Si este lenguaje resulta demasiado hermético, y
la obra no ofrece una experiencia estética significativa al espectador, este
puede percibir la obra como un simple juego de ingenio, y sentirse decepcionado
al no obtener la experiencia buscada en su relación con ella. Tal vez el
principal peligro que corre la exposición Duty-free art, sea el de perder parte
del contenido de las obras bajo el lenguaje con el que se trata de expresarlo.
María Utrilla Julve